viernes, 3 de agosto de 2012

Arde Argentina


 La caída de Troya, por Johann Georg Trautmann

Mientras el pueblo Argentino mira con asombro a la farándula, el país se desmorona  ardiendo como Troya, nuestra situación no esta muy lejana a ese pueblo representado en la Íliada de Homero, y detallada en la Odisea, el 54% de la población argentina en las últimas elecciones ha sido conquistada por ese caballo que el oficialismo muy meticuloso y hasta maquiavélico supo construir. Es inaudito casi incomprensible por lo menos para el sentido común, entender como un pueblo que sufrió los engaños sistemáticos de toda clase política siga adquiriendo espejitos de colores como hace quinientos años con la llegada de los genocidas españoles.

Una vez más este pueblo sudamericano demuestra que sobrepone su desidia por sobre cualquier intento de triunfo por parte de una minoría trabajadora que día a día deja el cuerpo,  el alma, y la vida en la lucha por un mundo mejor. Pero todo tiene solución, la educación nos hará libres, cuando eso suceda muchos de nosotros ya no estaremos en condiciones de verlo por ser un proceso muy lento.



 Se puede cambiar un poquito las cosas, es una decisión política mucho más costosa que exigir a un juez que pague impuestos a las ganancias, que los políticos se quiten los fueros y sean juzgados como cualquier argentino. Declarando el enriquecimiento ilícito, el tráfico de influencia, el abuso de poder, la malversación de fondos públicos, la contravención de la independencia de los poderes, la traición a la patria, y otros tantos delitos como Delitos de lesa humanidad, permitiría la no caducidad de las causas y poder juzgar retroactivamente.

Esta claro que los beneficiarios de estos cambios jurídicos serían una minoría trabajadora que es acribillada por una clase dirigente que jerarquiza los aplausos sobre la decencia, la violencia sobre la equidad, la conveniencia sobre la ética,  la cobardía sobre la moral. La misma dirigencia que considera que es preponderante la inserción social con eventos culturales de un violador, mientras que en el norte del país se mueren chicos de hambre sin posibilidad de tener una vida digna, o por lo menos una vida.

En el norte argentino 4 de cada 10 personas son pobres
Hoy escribo con dolor, hasta diría con el alma destruida, desahuciada, viendo a mi país desmoronarse, con  una sociedad entumecida y mediocre que ya no tiene la capacidad o el interés de cuestionar las cosas, no por capricho, sino como mecanismo de aprendizaje de madures intelectual y democrática. La esperanza es lo último que se pierde, pero creo que ya mi entusiasmo expuesto en el artículo anterior crisis se ha quebrado y aunque comparto los ideales de Eduardo Galeano expuesto en una entrevista con la BBC, muchas veces los anhelos se pierden especialmente cuando la realidad te acribilla diariamente y los delincuentes impunemente se encuentran en libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario